Decía la canción aquello de "Terminó... el verano... y tu..." (bueno basta). Para muchos la época estival es el ansiado premio a un duro año de trabajo, alejarse del cole durante unos meses o ir a trabajar tranquilo y sin atascos porque el resto del mundo está de vacaciones (hay cierto de sarcasmo en esta última). Pero para mi, desde que era niño, el verano no suponía demasiado cambio en mi rutina diaria. Además tenía el añadido de que mi cumpleaños caía en esta época y solía celebrarlo sin la presencia de mis amigos del cole porque todos estaban de vacaciones. Pero todo cambió el verano en el que cumplí seis o siete años (siempre digo seis pero nunca he estado del todo seguro). Llegó mi cumpleaños y me hicieron uno de los regalos más raros que se le pueden hacer a un niño de esta edad: una colección de libros de Julio Verne. Y bueno, pasando el verano con mis abuelos, pues qué mejor que dedicar tiempo a leer... Estuve en la Luna, viajé cinco semanas en globo, viví aventuras en una isla misteriosa, di la vuelta al mundo y acompañé a Miguel Strogoff de Moscú a Irkoutsk para terminar recorriendo veinte mil leguas de viaje submarino. Fue el primer verano de muchos que consagré a la lectura y que, poco a poco me convirtieron en el devora libros que soy hoy en día. Y para celebrar el fin de esta época de descanso vacacional, en la Iniciativa Mundos Literarios y a cuatro manos junto a
1 lectora Libre , cada uno hablará de cinco novelas que nos devuelven a esos veranos especiales de nuestro pasado; donde los libros nos hicieron una compañía especial en algún momento. Pues comencemos...
Los Cinco de Enyd Blyton:
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El original que leí aquel verano. |
Había en casa unos viejos libros, ajados por el paso del tiempo, que un día de hastío veraniego y antes de que existieran Phineas y Pherb me puse a ojear. Era un libro titulado "Los Cinco y el tesoro de la Isla".
Llegan las vacaciones para los pequeños Julian, Dick y Anne, pero el repentino viaje de negocios de sus padre a Escocia
los obliga a viajar a Kirrin para pasar el verano con sus tíos Quintín y
Fanny y su recién conocida prima Georgina. Sin embargo, nada
más llegar chocan de frente con el genio de su prima, a la que tendrán
que aprender a tratar como un chico. No tardarán en ganarse su confianza
y conocer a Tim, su perro y mejor amigo, cuya existencia mantiene en
secreto por temor a su padre. La otra gran pasión de George es la isla de Kirrin.
En realidad la isla pertenece a su madre, pero ésta se la cedió a George
para contentarla. Se trata de un islote con arrecifes a la que muy
pocos saben llegar. Allí se encuentran las ruinas de un viejo castillo
habitadas por millares de conejos. Sin embargo, esta isla guarda muchos
secretos y sorpresas.
Guau, pensé, un libro con niños de protagonistas y que ocurre en vacaciones de verano. Esto sin duda era el destino. Ahí empezó mi afición por esta saga de aventuras de las que Enyd Blyton publicó veintiuna aventuras y que, con el paso de los años, leí al completo.
Lo mejor de la historia: George y su perro Tim.
Por qué leerla: si las coges de adulto te devolverán a esos veranos de calor, donde buscabas mil y una aventuras para vencer al aburrimiento. Son una buena lectura para los niños de entre diez y doce años y ahora se han vuelto a reeditar.
Historias Fantásticas y El umbral de la noche de Stephen
King:
Recopilaciónes de relatos del Maestro del Terror. Fue el prólogo de
John D. Macdonald
probablemente una de las razones por las que empecé a
escribir. En estas dos antologías, el rey hace gala de su inventiva en un abanico de géneros con un trasfondo de suspense o terror. Me pilló en la época más oscura de mi vida, entre los quince o dieciséis años y me iba a cercando a mi fase más "dark". Muchos de los relatos de estas dos antologías navegan por lo más oscuro del alma humana, de anhelos ocultos y deseos inconfesables; de miedos absurdos o terrores a los que no querrías enfrentarte nunca. Creo que fue la primera aproximación al género de terror que tuve. Recuerdo perfectamente cómo sentía, cada relato se acomodaba en mi alma arrastrándola hacia las profundidades oscuras a las que nadie quiere bajar y donde siempre habitan monstruos. King tiene esa habilidad. Si su producción de novelas (que es kilométrica) tiene ciertos altibajos en cuanto a calidad (con tanta novela no se pueden escribir siempre obras maestras), las recopilaciones de relatos cortos son una muestra de la capacidad que tiene de abarcar todos los estilos y hacerlos suyos mostrando por qué es indiscutiblemente el rey.
Lo mejor de la historia: al ser una antología, encontrarás cuentos para todos los gustos.
Por qué leerla: si nunca has leído algo de Stephen King, tal vez estas recopilaciones sean la mejor manera de acercarse a su estilo.
Neverwhere de Neil Gaiman:
Cualquiera que haya leído a Gaiman (da igual lo que hayas leído de él) sabe que es pura magia. Tiene algo en su manera de relatar que te arrastra a todos esos mundos que su mente ha creado y da igual la historia en la que te haya sumido, para ti es real. Yo andaba bastante desencantado con la literatura: era el 2015. El año había empezado bien, tenía proyectos en los que involucrarme y la cosa apuntaba hacia que ese iba a ser un buen año. Hasta que llegó el verano: tal y como vinieron todos esos proyectos, se marcharon y ante mí se presentó el paraje desolador de un futuro incierto. Como para fantasía estaba yo. Me había llevado una torta de realidad de las gordas. Leí en alguna parte, que tu no buscas el libro que quieres leer, sino que el libro te encuentra para que lo leas precisamente en el momento en el que necesitas leerlo. Una persona me dijo un día durante una conversación "Por cierto, léete Neverwhere", y seguimos hablando de otras cosas. No sé a qué vino eso durante la conversación, pero esa palabra se quedó grabada en mi mente... Neverwhere. Busqué la novela y comprobé (para mi agrado) que su autor era mi amado Neil Gaiman y no entendía que si la novela era de 1996, por qué yo no había sabido nada de ella hasta ese momento. Poco tenía que hacer ese verano así que me enfrasqué en la lectura de esta novela.
La vida de Richard (oh vaya, el protagonista se llama Richard) se podría calificar como rutinaria. Trabaja como contable, tiene una casa y una novia. Una noche, camino de una cena con su prometida y el jefe de esta, se encuentra con una joven herida
salida de la nada. Cuando decide ayudarla su vida se pone del revés. Richard descubrirá un mundo oculto en el subsuelo de Londres donde su vida ya no volverá a ser la misma.
Lo mejor de la historia: diría que todo, pero el Marqués de Carabás es lo más.
Por qué leerla: a mi me sirvió para darme cuenta que la magia está a nuestro alrededor pero que hemos dejado de verla al mirar hacia los lugares equivocados. Una de esas novelas que te cambian.
Buenos Presagios de Terry Pratchett y Neil Gaiman:
Sí, Neil Gaiman otra vez. Pero esta vez viene con el Viejo Loco de la mano, el creador de Mundo Disco: una de las sagas de fantasía más divertidas que existen. En esta ocasión llegó a mis manos recomendada por un amigo que se la había empezado a leer. Por aquel entonces yo había leído algo de Prattchett y decidí darle una oportunidad... Y no me duró nada, pero nada de nada. Me lo devoré en una tarde (ya contaré en algún momento qué pasa cuando entro en modo lector berserker). Me gustó tanto que es una novela que releo cada verano. Hay momentos en los que llegué a llorar de la risa de lo rematadamente divertida que es esta novela que nos narra el fin del mundo. Bueno, no exactamente. Es el Apocalipsis, pero si no saliese como se supone que debería salir. Aunque mejor vamos con la sinopsis, porque yo me estoy haciendo un lío (igual que la hermana Mary Locuaz).
La única profeta acertada de la historia, Agnes la Chalada, publicó en el siglo XVII
un libro de profecías: "Las buenas y acertadas profecías de Agnes la
Chalada", que sería un fracaso editorial pero en el que consignó, con
toda exactitud, el momento del fin de los tiempos. Este fin está cerca.
El anticristo se ha encarnado y pronto los ejércitos celestiales e
infernales librarán la gran batalla.
Podría tratarse de una novela de terror apocalíptico de no haber sido por la metedura de pata de una monja de la orden satánica de las Parlanchinas. Bueno, también por la discusión entre un ángel y un demonio sobre si el ser humano es bueno o malo por naturaleza o, por el contrario, si todo depende de cómo se críe.
Lo mejor de la historia: Crowley y Azirafel (no digo más).
Por qué leerla: Porque de manera parcial y totalmente subjetiva, te digo que es la mejor novela que se ha escrito nunca. Y porque son Pratchett y Gaiman. Vamos, ve a comprarla ¿A qué esperas?
Todos los detectives se llaman Flanagan de Andreu Martin y Jaume Ribera
Ay, esas lecturas obligatorias en el colegio... Algunos tuvieron la desgracia de tener que leer La Celestina con doce años o el Lazarillo y no hay nada mejor para que un chavalín le coja manía a leer que tener que "tragarse" un ladrillaco de los clásicos de la Literatura española (que no es que sea malo, pero para fomentar la lectura mejor eran los de Barco de vapor)... Pues por aquella época, con mis doce añitos tuve un profe de lengua que era un tío enrollado: Don Jorge, llevaba vaqueros y camisas de colores remangadas, zapatillas deportivas y gafas redonditas a lo John Lennon. Ah, y le tiraba los trastos a la profe de Inglés pero no adelantaré acontecimientos. Pues para ese verano nos mandó una lista de lecturas obligatorias de las que había que leerse, al menos tres (yo las leí todas y dejé a Flanagan para el final).
Flanagan, detective privado. Privado de muchas cosas, por ejemplo, de
los recursos que tienen algunos de sus colegas de profesión en las
películas. Cuando Carmen, una chica de su barrio, le pide que
encuentre a su sobrino recién nacido, que ha desaparecido, tendrá que
apañárselas como pueda. Y, de camino, se debatirá entre el afecto de
Nines, una guapísima hija de papá, y la encantadora Carmen.
Hasta ahí todo normal. Una novela de detectives. Pero es que Flanagan, en realidad se llama Juan y vive con sus padres, que regentan un bar. Y Flanagan va al insti donde se saca unas perrilas resolviendo los entuertos de sus compañeros. Hasta que Carmen le mete en un "embolao" de narices. ¿Te imaginas darle a leer a un chaval, con más inventiva que Meliés, una novela donde el protagonista es más o menos de su edad y es detective? Las que pude liar, madre mía. Bueno, y comprobé no solo que el profe de lengua le tiraba los tejos a la de inglés... también que en realidad estaban saliendo a escondidas de la dirección del colegio (debe ser que no estaba bien visto).
Es una novela que guardo con mucho cariño y que ahora es mi hijo el que la está leyendo... Las que me va a liar.
Lo mejor de la historia: Sin duda los jaleos en los que se mete Flanagan para compaginar su vida de detective y la de hijo normal y corriente.
Por qué leerla: es sumamente divertida ya la leas de adulto o niño. Como niño te sientes identificado con las peripecias de Flanagan al que se le da mejor deshacer entuertos misteriosos que vivir la vida. Como adulto puede recordarte esas grandes incógnitas que teníamos de pequeños y que ahora nos parecen un poco tontas... O tal vez no.
Y hasta aquí el repaso estival de novelas que hicieron especial algun verano de mi vida. Espero que volvamos a leernos pronto. Y no olvides visitar a
1 lectora Libre que también te contará qué novelas hicieron especiales sus veranos.
P.S. ¿Aún no has ido a comprar Buenos Presagios? ¿Qué tengo que hacer para que la leas? ¿Dinero? ¿Es eso lo que quieres?